Ciudad de México.- Sin las mismas reglas que en las campañas formales, partidos y candidatos están enfrascados en una encarnizada guerra en las redes sociales. Twitter, Facebook, YouTube, Periscope y otras plataformas son empleadas tanto por los partidos políticos como por sus candidatos para lanzar y difundir descalificaciones, ataques personales o noticias falsas sobre sus opositores. El resultado de los bombardeos digitales es devastador ante la ambición de conquistar las boletas el 1 de julio.

Desde el primer uso de las redes con tendencia electoral en 2012 para dar voz al electorado mexicano, en 2018 se observa una degradación y la creación de “ejércitos virtuales” de los partidos políticos para dominar este espacio, donde ahora reina la desinformación, el sesgo ideológico y ataques políticos en forma de videos, memes, fotomontajes y falsas referencias históricas.

En redes sociales las marcas tienen fanáticos y seguidores, por eso buscan imponerse sobre la competencia. Los candidatos, acoplándose a la lógica de las redes, han optado por ese camino. El peligro es pensar como marca y dejar al contenido en segundo plano. La imagen del aspirante se convierte en el principal foco, cuando deberían serlo sus propuestas.

La notoriedad en las redes se ha convertido en una condición necesaria para José Antonio Meade, Ricardo Anaya y Andrés Manuel López Obrador, sin dejar atrás a los aspirantes independientes. Cada uno ha tomado una estrategia diferente, y sin embargo, el periodo de intercampañas intensifica las ofensivas.

Por eso es que durante este periodo sea normal que las redes se conviertan en la zona de batalla ideal para bombardear con mensajes capaces de seducir o persuadir a la opinión pública.

‘LAS OPERACIONES NEGRAS EN LA RED’

Durante la precampaña, algunos partidos reportaron al INE contratos con empresas dedicadas a posicionar a sus precandidatos en las redes.
Pero la autoridad electoral desconoce cuánto dinero público se gasta en estas “guerras digitales”.

El consejero electoral Ciro Murayama anunció que van a fiscalizar todos los gastos que realizan los equipos de campaña.

“De que hay gasto lo hay, y cada vez más; justamente ahora estamos haciendo el análisis de las precampañas”, señaló.

El reciente acuerdo entre Facebook y el INE confirma el ambiente de desconfianza que envenena los ecosistemas digitales, mientras la curiosidad del electorado se refleja entre la búsqueda de propuestas y la controversia entre precandidatos.

 

TENDENCIA A DERROTAR

Del 14 de diciembre, día en que empezaron las precampañas, al 27 de febrero, cuando finalizaron, el índice de popularidad de Google Trends refleja aquello que vemos en las encuestas.

Andrés Manuel López Obrador supera considerablemente a José Antonio Meade y a Ricardo Anaya, quienes se encuentran prácticamente empatados. Mucho después vienen Margarita Zavala, Jaime Rodríguez y Armando Ríos Piter, en ese orden.

López Obrador es la tendencia a derrotar mientras usa las plataformas como una herramienta para desmentir a lo que él llamaba la “mafia del poder” y los medios tradicionales sin gastar un solo peso, o al menos sin reportar al INE. Ha sido efectivo gracias a Tatiana Clouthier, su coordinadora de campaña.

La campaña de AMLO fijó como metas comunicar el Proyecto Alternativo de Nación y llegar a nuevos electores, tanto como a los que ya perdieron la esperanza en el voto.

Como tercer objetivo, buscan disipar miedos ante los ataques que lo comparan como el próximo Nicolás Maduro.

OFENSIVA CON ‘RED DE REDES’

En los dos meses que lleva en campaña, Meade ha variado su personalidad en redes sociales. De hombre de familia, a funcionario experimentado; de un político abierto a mostrar sus gustos personales, al provocador que menciona directamente a sus rivales.

Una de las estrategias del PRI para generar el posicionamiento de Meade es utilizar sus propias estructuras territoriales, hoy conectadas a cientos de chats en los que se reproduce “la línea” del día para tuitear, generar y posicionar hashtags, como ocurrió con el cumpleaños 49 del candidato.

El plan en redes sociales del candidato presidencial del PRI, José Antonio Meade, quedó en manos de Alejandra Lagunes, la misma especialista que encabezó el despliegue digital en la campaña presidencial de 2012 y en el gobierno de Enrique Peña Nieto.

‘MILLENIAL’ EN APUROS

Por otro lado, ante una ciudadanía harta de “los viejos dinosaurios de la política”, Ricardo Anaya busca capitalizar sus 39 años para proyectarse como un nativo de las redes sociales con referencias a Star Wars, uso de memes y videos, diálogo con sus seguidores en Facebook y publicaciones en Instagram.

Para diseñar su estrategia en redes digitales y plataformas electrónicas, Anaya optó por Ojiva Consultores, empresa con sede en Querétaro que lo ha acompañado desde que tomó las riendas del PAN en agosto de 2015. La fundadora de la empresa es Andrea de Anda, ella y sus colaboradores son descritos por panistas como “millennials” menores de 40 años que han decidido vender a Anaya como una especie de Steve Jobs o presentador de Ted Talks de la política mexicana.

Sin embargo, Anaya ha llegado a ser tendencia más por aspectos negativos que por sus positivos.

Apenas la semana pasada, fue vapuleado en redes por la acusación de lavado de dinero y el video de la boda de Manuel Barreiro, el “pelucagate” y sus estrategas digitales tardaron en reaccionar ante la ola de hashtags, memes y la insinuación de que el Frente cambiaría de candidato.